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      ‘Hiato alpino, la nieve ya no sabe a nieve’ es un testimonio sobre la transformación de un territorio que ya no pertenece enteramente a la naturaleza: el Valle de Aosta (Cervinia, los Alpes italianos), en potestad activa de la industria turística invernal. Instalaciones masivas —pistas mecanizadas, embalses artificiales e infraestructuras abandonadas— alteran hoy en día una topografía original —antes virgen— relacionada con la memoria familiar de Filippo Poli (Milán, 1978). Por ello, detenidos frente a un paisaje que alguna vez contemplaron intacto, con la lucidez de quien reconoce en la montaña un cuerpo herido, la figura de sus abuelos mira —en esta exposición— hacia un presente marcado por la erosión y el artificio. Son el nexo entre dos modos de habitar la montaña, imágenes heredadas de un álbum familiar que el autor resignifica como memoria crítica acerca de nuestra relación con la naturaleza y el legado que cedemos a las generaciones futuras.

Mario Castro Baro

Comisario y diseñador de la muestra

©León es Photo
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Muestra final del proyecto Hiato Alpino en Expositivos 25

 

Sala de Arte y Exposiciones El Palacín de León

 


La muestra final del proyecto Hiato alpino, la nieve ya no sabe a nieve, diseñada y producida con motivo de la dotación de Expositivos 25, se compone de quince (15) obras fotográficas, una instalación y una mesa vitrina con fotografías del archivo familiar de Filippo Poli. La traducción de los archivos originales, el tratamiento digital y la producción de las obras fotográficas fue llevada cabo en el estudio profesional de Auth' Spirit mediante la técnica de impresión giclée, sobre papel FineArt Hahnemühle Photo Rag 308 gr. cortesía de Nuart Digital; siendo posteriormente enmarcadas en el taller de Espacio_E con moldura arquitecto en madera de roble.

 

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ORDEN DE OBRAS EDITADAS Y PRODUCIDAS

CON MOTIVO DE LA DOTACIÓN DE 'EXPOSITIVOS 25'​

-    1 copia en papel Hahnemühle Photo Rag 308 gr. de 150 x 240 cm*

-    2 copia en papel Hahnemühle Photo Rag 308 gr. de 112 x 150 cm*


-    6 copias en papel Hahnemühle Photo Rag 308 gr. de 111 x 87cm

-    1 copia en papel Hahnemühle Photo Rag 308 gr. de 80 x 60 cm*

-    2 copias en papel Hahnemühle Photo Rag 308 gr. de 47 x 60 cm

-    3 copias en papel Hahnemühle Photo Rag 308 gr. de 47 x 60 cm*

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(*) Obras sin enmarcar​

Imágenes fotográficas del proyecto Hiato alpino, la nieve ya no sabe a nieve©Filippo Poli

Escaneo de copias antiguas, tratamiento digital y preimpresión de archivos digitales: Auth' Spirit

 

 

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Entre la cumbre y el abismo, entre el blanco intacto de la nieve que cubrió la infancia y la piedra desgastada de un presente artificial, se abre un hiato. Una grieta brutal en el tiempo. Un silencio que no es paz, sino desgarro: donde hubo nieve, ahora solo polvo. Donde hubo descenso, ahora desfiguración. En esa brecha se inscribe este trabajo fotográfico: no solo como denuncia, sino también como duelo. Una elegía visual al cuerpo de la montaña, a su memoria herida, a su desgaste lento y a la certeza de su finitud.

 

La motivación nace de las entrañas del archivo familiar de Filippo Poli y de la voluntad de documentar la anatomía lesionada de los Alpes, entrelazando su biografía íntima con la geografía devastada del lugar. El autor regresa con su hijo al sitio donde todo comenzó —el Valle de Aosta - Cervinia, 1983, pero el paisaje no responde. La montaña que moldeó su imaginario ya no está. Solo quedan fragmentos, restos, estructuras fósiles de una promesa incumplida. Allí donde generaciones anteriores aprendieron a esquiar, otras no tendrán dónde caer. Como arquitecto, Poli no solo reconoce en esta mutación un espacio cultural: la relación entre el paisaje heredado y las formas que lo han deformado lo atraviesa, porque en ella se cifra también una pérdida personal.

 

Las imágenes que componen este proyecto habitan múltiples capas de tiempo. Hay un ayer revelado en negativos en blanco y negro: la infancia, los gestos rituales, la cordillera como refugio y relato. Cuando deslizarse y trazar el camino era casi un acto espiritual. La nieve no era solo materia: era promesa, raíz, pertenencia. Ese territorio nevado, íntimo y acogedor, parecía suspendido en una eternidad luminosa. El encuadre de todas las fotografías importa: cada imagen del álbum familiar es una habitación donde se guarda una forma de estar, de mirar, de cuidar.

 

El presente, en cambio, irrumpe en color, pero está herido. El gesto ahora es técnico, repetitivo, forzado. Una presa artificial deforma la ladera, reteniendo lo que antes caía libre. La estación ya no se vive: se simula. Las vistas se han vuelto un desierto de moles de cemento, mangueras enrolladas y cañerías metálicas. Donde antes había rito, ahora hay mecánica.

 

Sin embargo, el álbum familiar y la mirada actual no construyen una narración lineal. No se miran con ternura: se enfrentan. Lo que se expone no es una simple transformación, sino una pérdida de sentido. Aquellos picos que dibujaron un robusto horizonte son ahora un síntoma de fragilidad. Una señal de alerta. Y el dato confirma la herida. En Italia, hasta nuestros días, 265 instalaciones de esquí yacen abandonadas. El 90 % de las pistas utilizó nieve artificial en la temporada 2021–2022. Para cubrir una sola hectárea, se requieren un millón de litros de agua: el equivalente al consumo de 10.000 personas. Se construyen embalses circulares —165 hasta 2025 solo en Italia— para alimentar una ilusión efímera que dura apenas unos meses. No son lagos: son cicatrices abiertas sobre el terreno. No son soluciones: son intervenciones quirúrgicas en un cuerpo ya exhausto.

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El topónimo “Alpes” podría derivar de albus, blanco, o de alp, piedra. En ese cruce semántico habita el corazón de “Hiato alpino”: entre la blancura que vestía la superficie y la dureza de lo que asoma cuando el velo se disuelve. Aquel esplendor sublime que abrazaron quienes lo precedieron ha dado paso a una sombra de sospecha e inquietud. Lo que antes parecía inmortal hoy revela su inconsistencia: glaciares que retroceden, nieve que no llega, máquinas que fabrican invierno donde ya no hay transiciones.

 

Y sin embargo, la posibilidad de mirar persiste, aunque atravesada por el trauma de un entorno natural vulnerado y domesticado. Recordar se convierte en un acto complejo, tenso, cargado de nostalgia y pérdida irreparable. Las fotografías no buscan consuelo, sino despertar una conciencia incómoda. No romantizan un pasado idealizado, sino que lo interpelan desde un presente hostil. Lo que está en juego supera la crisis ecológica: es una cuestión ética. ¿Cómo amar un territorio que se destruye en nombre del progreso? ¿Cómo transmitir un legado cuando el paisaje que forjó nuestra identidad ya no existe, o se ha vuelto inhabitable?

 

Hiato alpino es un intento de respuesta. No un cierre, sino una fisura abierta. Un gesto de atención hacia lo que se desmorona. Una forma de duelo que se transforma en resistencia poética: porque, aunque la nieve ya no sepa a nieve, aún es posible mirar. Aún es posible recordar. Este proyecto se aferra a esa posibilidad. Y en ese gesto, mínimo pero firme, la nieve se vuelve palabra. Se vuelve acto. Se vuelve permanencia. Todavía, quizá, hay tiempo.

 

Mireia A. Puigventós (2024)

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