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 Víctor Justel (León, 1995) emprende en ‘Igual que nunca’ un regreso emocional hacia el barrio leonés de Pinilla para tender un puente entre la memoria de su abuelo, José Luís Ropero, y la transformación de un municipio que —como primer alcalde democrático— él mismo ayudó a construir. De esa pulsión emerge una lectura crítica, frente al vacío dejado por el cierre de los comercios y la decadencia de los lugares comunes que alguna vez fueron centro de vida. Los rostros vecinales y las remesas de fotos familiares son, precisamente, un contrapeso de la trama social perdida: pequeños depósitos que llaman a la presencia de lo que fue y a la continuidad de lo vivido. Porque en la paradoja que encierra su título late el anhelo del autor por reencontrarse con su pasado y, pese a los cambios del barrio, hallar la persistencia de aquello que lo define.​

Mario Castro Baro

Comisario y diseñador de la muestra

©León es Photo
©León es Photo
©León es Photo
©León es Photo

Muestra final del proyecto Igual que nunca en Expositivos 25

 

Sala de Arte y Exposiciones El Palacín de León

 


La muestra final del proyecto Igual que nunca, diseñada y producida con motivo de la dotación de Expositivos 25, se compone de dieseis (16) obras fotográficas, una pieza retroiluminada y una mesa vitrina con material de archivo. La traducción de los archivos originales, el tratamiento digital y la producción de las obras fotográficas fue llevada cabo en el estudio profesional de Auth' Spirit mediante la técnica de impresión giclée, sobre papel FineArt Hahnemühle Photo Rag 308 gr. cortesía de Nuart Digital; siendo posteriormente enmarcadas en el taller de Espacio_E con moldura arquitecto en madera lacada en color negro.

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ORDEN DE OBRAS EDITADAS Y PRODUCIDAS

CON MOTIVO DE LA DOTACIÓN DE 'EXPOSITIVOS 25'​

 

 

-    3 copias en papel Hahnemühle Photo Rag 308 gr. de 100 x 100 cm

-    3 copias en papel Hahnemühle Photo Rag 308 gr. de 100 x 100 cm*

-    4 copias en papel Hahnemühle Photo Rag 308 gr. de 60 x 60 cm

-    1 copia en papel Hahnemühle Photo Rag 308 gr. de 60 x 60 cm*

-    4 copias en papel Hahnemühle Photo Rag 308 gr. de 40 x 40 cm

-    1 copia en papel Hahnemühle Photo Rag 308 gr. de 20 x 20 cm

 

(*) Obras sin enmarcar​

Imágenes fotográficas del proyecto Igual que nunca©Víctor Justel

Escaneo de negativos, tratamiento digital y preimpresión: Auth' Spirit

 

 

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Conocí a un hombre recto. Ese hombre labró lo suyo en esta política cazurra y, visto lo que creció después en su huerto, está claro que sembró en baldío. No conocí a nadie más que llevara como él la rectitud hasta sus extremos. Hablo de José Luis Ropero, Roperín, obrero con honra de clase nutrido en la Hoac, comulgante de lo íntegro y lo moral, razonador del comunitarismo, instruido y persuasivo sin dárselas, menudo y brioso, madrugador, humilde, siempre en bicicleta hasta siendo alcalde de San Andrés del Rabanedo allá en los balbuceos iniciales de esta democracia que aún balbucea cuando no enmudece. (…) 

 

 

Era un rojillo valiente de las hermandades obreras católicas, agudo, instruido, llano y polemista al que tenía bien fichado Crisógono Escobar, jefe de la temida brigada política de aquella policía (…), jefe al que no gustaban nada las entrevistas que le hacíamos a Ropero en Radio Popular (…) Y Roperín, valiente, siempre pisando raya, sabiendo que se la jugaba si sacaba la lengua a declarar en aquel que era el único micrófono que le prestaban los medios leoneses... o si enredaba las tardes agitando conciencias en asambleas, comités o trastiendas de tasca, único foro popular libre en los años fieros de clandestinidad... y estuvo en todas las que había que clamar por la libertad y la razón... tenía mucho brío nuestro amigo, (…)     

 

 

Siendo alcalde, un día Ropero cursó al ayuntamiento una solicitud de licencia de obra para poner las nuevas ventanas que había comprado para su casa de Pinilla, visto lo cual, el aparejador municipal, perplejo, le dice con franqueza coleguita ¿estás de broma?, ¡si nadie lo pide, hombre!... Aun así, cursó la solicitud, pero al poco, llega Ropero un día a su casa y comprueba maravillado que una cuadrilla municipal había arreglado ya sus ventanas, lógicamente sin su permiso y sin la preceptiva licencia municipal. ¿Qué pasó? Lo había ordenado el aparejador adelantándose a las vísperas y por pelotear seguramente un futuro de toma y daca, es decir, la costumbre de ese ayuntamiento en el que la corruptela era valor y timbre. Y acto seguido, Ropero, impelido por su estricta conciencia cristiana y moral política, se fue al ayuntamiento para ponerse una denuncia contra sí mismo por obra ilegal. Asombroso, ¿viste algo igual?...

 

 

Pedro Trapiello  

Cornada de lobo, Diario de león

(02.11.2016; 03.11.2016; 05.11.2016)

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