Esta labor ordena las aguas de la tierra leonesa,
sus lugares, sus poderes y sus nombres casi olvidados.
Eduardo Fandiño
[Inspirado en De Balneis terrae laboris - 1197]
- Proyecto galardonado en Expositivos 22 -
(Fotografía analógica, performance, videocreación e instalación)
Hacia tomar las aguas es un proyecto transdisciplinar, una instalación artística cuyas fotografías componen la hoja de ruta de un viaje, tan físico como mental, que conduce hasta antiguos balnearios y caldas de León. Eduardo Fandiño lleva a cabo una acción performativa de retorno ritual y original al agua, incorporando a su instalación distintos elementos que vincula a la hidroterapia (un ofuro y damajuanas con aguas mineromedicinales) y dos piezas de videocreación que relatan su viaje y performance. El autor, en una representación que parece un elogio a la lentitud, desde un planteamiento contemplativo y performativo a la vez, introspectivo e inmersivo tanto para el artista como el espectador, entrelaza preguntas. Aborda cuestiones de nuestra relación con el agua, ya sea íntima, curativa o espiritual, así como el debate político y sociológico actual de la apropiación de los recursos naturales y vitales asociados al agua.
Caroline Benichou
París, agosto de 2022
Imágenes fotográficas del proyecto Hacia tomar las aguas: ©Eduardo Fandiño
Escaneos (4x5"), tratamiento digital y preimpresión de archivos: Auth' Spirit
Muestra final del proyecto Hacia tomar las aguas en Expositivos 22
Sala de Arte y Exposiciones El Palacín de León
La muestra final del proyecto Hacia tomar las aguas, diseñada y producida con motivo de la dotación de Expositivos 22, se compone de un total de cuarenta (40) obras fotográficas y multidisciplinares a modo de instalación: veintidos (22) fotografías enmarcadas, siete (7) fotografías a muro, dos (2) piezas de videocreación, ocho (8) damajuanas con agua mineromedicinales y un (1) ofuro. El escaneo de los negativos (4x5"), el tratamiento digital y la producción de las obras fotográficas fue llevada cabo en el estudio profesional de Auth' Spirit mediante la técnica de impresión giclée, sobre papel FineArt Hahnemühle Photo Rag 308 gr. cortesía de Nuart Digital; siendo posteriormente enmarcadas en el taller de Espacio_E con moldura arquitecto en haya natural, cajeado y cristal.
- 1 Pieza Giclée enmarcada (60 x 50)
- 2 Piezas Giclée enmarcadas (40 x 50)
- 3 Piezas Giclée enmarcadas (30 x 40)
- 6 Piezas Giclée enmarcadas (25 x 20)
- 9 Piezas Giclée enmarcadas (20 x 17)
- 2 Piezas Giclée enmarcadas (15 x 13)
- 1 Fotografía Giclée a muro (A3)
- 3 Fotografías Giclée a muro (A5)*
- 3 Fotografías Giclée a muro (A6)*
- 2 Piezas de videocreación (10'/ 15')*
- 8 Pilares con damajuanas (110x29)*
- 1 Ofuro (76x76)*
(*) Aportación del artista
INSTALACIÓN DE (8) DAMAJUANAS
(1) Caldas de San Adrián
Tres manantiales emergen en este oasis de aguas bicarbonatadas-cálcicas, oligometálicas termales -según análisis del Dr. Calixto de Rato y Roces (1887). Según la tradición oral visitadas con frecuencia por Doña Urraca de León, quién ofreció sus aguas al Monasterio de Eslonza en el año 1099. Las gentes se bañaban en ellas a partir de hoyas cavadas en la propia tierra, hasta la construcción del primer recinto balneario por parte del leonés Santiago López en el s.XIX.
(2) Gran Balneario de Boñar
Un manantial emerge a 1000 metros de altitud y a 26 º de temperatura a partir de dos fuentes bicarbonatado-sódico-cálcicas-nitrogenadas, oligometálicas y termales según el análisis del catedrático José R. Carracido (1905). La fuente de la Calda se encuentra protegida -esperamos y deseamos- por el genio de la fuente, según la petición realizada por un aquilegus en una lápida datada del s.I d.c. Tras la Guerra civil, el Hotel Balneario fue acondicionado como sanatorio antituberculoso dado su reconocido prestigio como un lugar de paz, descanso y recuperación de la salud.
(3) Caldas de Nocedo
Un manantial emerge a 1060 metros de altitud, a 20 metros del río Curueño y a 32º de temperatura; aguas termales oligo-mineralizadas, bicarbonatadas mixtas, nitrogenadas y radiactivas según el análisis realizado por el catedrático Román Casares López (1941). De indicios romanos - se encuentran en la vía romana del puerto de Vegarada - su explotación comenzó hacia el año 1900 con la construcción de un edificio balneario, adquiriendo gran fama durante la primera mitad del s.XX gracias a sus propiedades y su buen servicio al público. Contaban con un tratamiento específico: máximo 9 baños de 10 min/inmersión con aguas a 38º más chorros de agua durante 8 min a 42º + paseo y sudoración (mínimo una hora) y reposo. Después del tratamiento, se recomendaban 40 días de no pasar frío y uso continuado de agua caliente.
(4) Balneario de Ponferrada
Cuatro manantiales de agua sulfurosa a 17 º emergen a 2 metros del río Sil, dos de los cuales emergían a 20 º en el interior del balneario construido en las últimas décadas del S. XIX. Con muy buen servicio al público y bien comunicado, fue muy popular durante la época, pero no corrió buena suerte: las crecidas del río Sil hicieron cada vez más difícil su mantenimiento, cayendo pronto en desuso. Cuentan la leyendas que aquellas aguas fueron descubiertas por los templarios, y consideradas salvadoras del cuerpo y del alma.
(5) Balneario de La Hoz - Llánaves de la Reina
Un manantial de aguas sulfurosas emerge a 1400m de altitud.
Un pequeño balneario de difícil acceso al lado del río Bayones fue administrado por el pueblo de Llánaves de la Reina, arrendando la explotación a alguno de sus vecinos a cambio de un usufructo. El establecimiento, sencillo y muy humilde, contaba con una pila para recoger el agua y una caseta con tres departamentos para bañeras. Sus aguas, muy populares, asistían a los habitantes de la zona, muchos de ellos agricultores y campesinos, mejorando sus dolencias. Hans Gadow, aventurero inglés, describe el balneario en el libro Por el norte de España (1897) quedando impresionado por la pobreza y las malas condiciones de vida de sus vecinos.
(6) Calas de Villanueva de la Tercia
Actualmente, un único manantial de 180 l/s emerge a una temperatura termal de 37º a 1600m de altitud. Sus aguas son Bicarbonatado-cálcicas (cloruradas) y muy radiactivas. Observadas durante años por el cirujano del Ayuntamiento de Villanueva, el Dr. Roque Acebedo, fueron abiertas al público con la construcción de unos baños muy humildes en 1848. Declaradas de utilidad pública en 1928, tras venirse a bajo durante la guerra civil, se levantaron de nuevo, manteniendo siempre su vitalidad gracias a la gran asistencia por parte de trabajadores leoneses y asturianos. Según el recuerdo popular, el doctor descubrió las propiedades de las aguas tras la recuperación de su caballo, aquejado de un mal incurable.
(7) Balneario de Morgovejo
Un manantial de aguas sulfhídrico-clururo-sódicas, litínicas y nitrogenadas, de naturaleza sulfurosa fría que emergen a 1000m de altitud. Conocidas sus propiedades desde tiempos remotos por los habitantes de la zona, el primer edificio de baños data de la segunda década del S.XIX. Al ser regentado por la familia Granda (s.XX), adquirió gran popularidad a partir de un laborioso trabajo de publicidad: además de las gentes de León, visitaban el balneario asturianos, madrileños, palentinos, euskeras…alegrando la vida del edificio y de la zona, repleta de visitantes. El balneario contaba con una caldera del año 1894 procedente de Birmingham para calentar sus aguas hasta los 37º recomendados para su tratamiento.
(8) Caldas de Getino
El manantial ha pasado desapercibido en los tratados de hidrología médica y, sin embargo, sus modestas instalaciones siguen estando en pie, y podemos visitarlas cualquier tarde pasando un tiempo de desconexión y reconexión en la naturaleza. De uso público y propiedad de la Junta Vecinal de Getino, estas aguas salen de la roca a una temperatura cercana a los 27º en una fuente termal junto al río Torío a la altura de la “Venta del Gete”, cerca del puerto de Piedrafita.